viernes, 6 de febrero de 2015

Mis chinos y yo. Capítulo 1

Descubrir un país puede hacerse de muchas formas. Puedes conocerlo in situ a través de un viaje, puedes conocerlo a través de libros, puedes conocerlo a través de su comida y mi favorita, puedes conocerlo a través de su gente. 

Yo, estoy conociendo China.  Durante el último año, hemos hecho unos nuevos amigos y son chinos.  Somos super diferentes, increíblemente diferentes. Pero al mismo tiempo, no sé si somos tan distintos de todos los chinos, porque si hay algo en este mundo son chinos. Pero al parecer hay mucha diferencia cultural  entre los chinos del norte y del sur, por ejemplo.  Hay tanta diferencia, que incluso la clase social, en ocasiones, puede hacer que un chino no se reconozca en otro chino. Es como si dijeran, no es un chino de los míos, los míos son otros chinos.

Y reconozco que es un hecho que me desconcierta. Porque yo me puedo reconocer como venezolana, incluso con un chavista, con un Cisneros y con alguien de La Bombilla. No se me ocurre pensar que existen diversos tipos de venezolanos, aunque clarisimamente existan, diversas clases sociales. Podría pensar entonces que el chino es clasista? No lo sé, tendré que seguir comiendo....

Comiendo? si. Con ellos he descubierto lo que es la comida china de verdad verdad de la China. No de los chinos de Bello Monte, ni los de O'Connel Street ni los del Chinatown en Nueva York.  En todos he comido y debo reconocer que he comido rico. Sin embargo, esa es la comida china, occidentalizada. La china de verdad se parece, pero no es igual.  Mi gran descubrimiento? El tofu. 

El tofu supe que existía hace unos años con el auge de la comida por culera vegetariana, como sustituto de la carne y la proteína en general. Yo veía a la gente comiéndose algo que parecía queso y que solía saber horrible. Recuerdo incluso gente que reconocía que su sabor no era para deleitarse, pero no paraban hablar de todos los beneficios nutricionales.  En fin, el hecho es que hay un plato típico de la comida cantonesa que es tofu relleno de carne molida. (Tras esta frase, han muerto como mínimo 10 veganos) Sinceramente es riquísimo y yo, lo de proteína con proteína, pues me la zumba. Si hay gente que come tortilla con pan, por qué no, carne con tofu? 

Durante este último año hemos ido descubriendo la cocina china. Y en general debo reconocer que me gusta mucho. Ellos siempre tienen la consideración de que  no  pique o por lo menos que no sea  muy picante, cosa que no siempre logran, pues en ese sentido son como los mejicanos, que te dicen que no está picante algo y tras probarlo, se te mueren la mitad de la papilas gustativas de por vida. Conclusión: mis  chinos son peligrosos con una guindilla cerca.

También, después de un año he comprobado que el chino es muy difícil y que me llama la atención como lengua un 0,0002%. Jaime sigue entregándose a la tarea  como si la mudanza a Pequín, fuese inminente o si la muerte fuese a ser decretada para todo aquél no mandarín hablante. Eso si, no hay nada más tierno que su escritura, descrita por nuestros chinos, como la de un niño de 5 años que comienza a escribir. 

Otro punto interesante. Los chinos en China piensan que todos los españoles bailan flamenco,  les encantan los toros y comen paella casi todos los días. Digo yo que como ellos si que comen arroz todos los días, pues lo de la paella les parecerá más que normal. Al principio pensé que mi mamá viviendo con un novio chino sería feliz, por aquello de comer arroz todos los días, luego valoré otras cosas y me di cuenta que como que no. Que más feliz es haciendo una cola en Venezuela. 

No me imagino yo a mi mamá disfrutando de un postre típico, que riete tú del arroz con leche. Jaime dice que el arroz con leche, de solo mirarlo le da asco.  Bueno, pues este postre típico es hecho con arroz, digo yo que debe ser con arroz licuado y mezclado con gelatina o alguna otra sustancia que le de un toque viscoso. Se hacen bolitas y se rellenan de una pasta, que puede ser de varios sabores como por ejemplo, judías rojas o maní,  eso, si, la condición indispensable es que sea excesivamente dulce. Yo soy de las que me como la leche condensada a cucharadas y el dulce de leche coreano de una sentada, pero esto, esto es como mucho con demasiado. Tanto que no me extrañó leer que China camina hacia  una epidemia de diabetes.  Por otro lado, nuestra china, es delgada y esbelta, con ese pelo pantene de infarto, que ni el mismo día en que voy yo a la peluquería, lo consigo.

 Envidio profundamente a la gente que come como las misses el día después del Miss Venezuela y hacen que engorde el que está sentado junto a ellas.  Dicen que hay que amar nuestro cuerpo tal y como es, yo creo que es verdad, pero también creo que algunos tienen la tarea, mucho más fácil. 


Y hasta aquí el primer capítulo de Mis chinos y yo. Una manera diferente de descubrir China. 



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