jueves, 5 de febrero de 2015

La ignorancia me hostiliza...

1.- Trabajas con autistas? Qué chulo, no?

2.- Autistas? Ellos son super inteligentes, a que si?

3.- Y para qué se les enseñan cosas si ellos son felices en su mundo?

Tres preguntas que me ponen de los nervios.  Cuando me dicen: Trabajas con Autistas? qué chulo, no? No se exactamente qué se les viene a la cabeza? Unos padres dando saltos de alegría porque su hijo es diagnosticado dentro del spectrum? Es acaso el autismo algo chulo? La moda de considerar el autismo como algo cool, me hostiliza. Ser autista no es ser tímido, retraído o con pocas habilidades sociales... Eso si quieres, es ser introvertido. Tampoco me vale el rollo  donde los raros,  que son simplemente eso, raros,  pues haya gente que se atreva a llenarse la boca ubicándolos dentro de un spectrum al que no pertenecen. 

Trabajar con autistas es super complicado, es bonito, es maravilloso, es difícil. Hay días horribles, días en los que te sientes el ser más inútil del mundo, días en los que no logras encontrar ese hueco por el que puedes entrar y  crear ese mundo paralelo en el que ellos y nosotros nos rozamos, nos tocamos los dedos y nos comprendemos. Es un trabajo en equipo, donde muchas veces, el compañero juega en nuestra contra. Pero no todo es malo, sino, no existiéramos. 

El desafio es mucho más grande que trabajando con niños fuera del spectrum y la vocación se pone a prueba. Lo más difícil para mi fue aprender a gestionar eficazmente ( no solo fisicamente, sino también emocionalmente), esos momentos en los que se producen agresiones. Los primeros mordiscos, son los que más duelen, los primeros golpes te sacan algunas lágrimas y luego, poco a poco te vas inmunizando. Vas aprendiendo a desarrollar un sexto sentido que te permite ver señales y el resto de sentidos se agudizan. Yo, trabajando con ellos he aprendido a escuchar, he aprendiendo a observar, he aprendido lo que es la felicidad de la primera palabra. Me imagino yo que será similar a  la felicidad de esa primera palabra que dicen los bebes o incluso me atrevo a aventurar que incluso mayor. Los niños, los normal es que llegado un momento, hablen. Con un niño autista la primera palabra es sencillamente una fiesta. Es un empujón de esperanza, de ánimo, de energía, es un momento maravilloso a nivel profesional, porque esa palabra no se creó sola, de una forma u otra, la creaste tú, la propiciaste tú. Ya luego se verá si esa palabra se convierte en una verdadera evolución en cuanto al lenguaje, pero esa es otra historia...

Cuando  cuento esto  a  la gente, me doy cuenta que no terminan de hacerse idea de lo que fue escuchar a un niño decir sandwich. Pocas voces son tan bonitas como esas que hablan por primera vez...incluso cuando la frase es Back off, te saca una sonrisa. 

Trabajar con autistas es especial, pero no sé a qué se refiere la gente cuando lo cataloga de chulo. Creo que todo viene de esa gran película, que sirve tan poco para comprender el autismo: Rainman. Hay padres que cuando reciben el diagnóstico, eso es lo que tienen de referencia y las consecuencias de esa idea preconcebida, puede ser catastrófica en muchos casos...

Los autistas son como tú y como yo, como los chinos, los irlandeses o los americanos. Los hay de todos los tipos y de todos los colores. Los hay super inteligentes, los hay de inteligencia media, los hay poco inteligentes. Ante todo, son personas y por lo tanto, hay tanta diversidad que es estúpido encasillarlos. La frase de: Todos los autistas son inteligentísimos es igual a todos los españoles bailan flamenco y  les gustan los toros.

Y ya la última pregunta, pues lo que me demuestra es mucho de la persona que pregunta. Creo que es ignorancia, esa plaga que abunda, pica y se extiende...

Trabajar con autistas es entonces trabajar por amor. Los salarios no son maravillosos pero las recompensas si que son inmensas. Sentir que tu trabajo diario tiene un impacto enorme en lo que será la calidad de vida de esas personas es muy motivador. No solo mejoras la calidad de vida del niño, sino también la de familiares. Adoro a mis niños, pero no porque sean autistas, los adoro como seres extraordinarios que son.  Trabajar con autistas entonces si, es chulísimo, pero no, por las razones que muchos creen.




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