lunes, 17 de septiembre de 2012

El vicio de quejarse

Sigo con la gripe y dar clases a niños medianos, es decir, entre los 7 y los 9 con gripe puede ser muy duro. Trabajo con niños que van desde los 2 añitos hasta los 13 y sin duda, el peor rango para dar clases desde mi perspectiva son esos tres años en los que no son niños chicos, por lo que determinadas actividades como pintar, dibujar, plastilina, juegos de memoria,  lego, crucigramas, sopa de letras, rompe cabezas,  etc, se las repanfinfla bastante, dejándote agotada mental y emocionalmente y con cruces y cruces en los posibles trabajos o juegos. 

Sinceramente espero que cambie el panorama, aunque afortunadamente parece que ese grupo lo voy a dejar de tener y la verdad es que cohetes de la emoción me saldrán  por las orejas sin el pronóstico se cumple. Me gusta dar clases y aunque al principio rehuía como loca de los enanos, ahora resulta que es una de las clases que más disfruto. Me gusta estar con ellos y morirme de la emoción cuando después de una semana repitiendo y haciendo actividades con el rojo, de repente una pulga lo dice, y lo dice  lo más correctamente posible para su edad, con la dificultad que implica la r y la j para ella, demostrando que no ha sido casualidad, que lo que quiere que les des es justamente de ese color. Me gusta verlos crecer, verlos madurar...para algunos el cambio en casi dos meses, desde el curso de verano ha sido inmenso y es que en los niños el tiempo rinde más  que para los demás. Si nosotros como adultos aprendiéramos a la misma velocidad que ellos, sería todo super sencillo pues cuando dicen que son esponjas, es verdad. Tienen una mente absorbente y trabajar con pequeños genios es sencillamente una delicia. 

Sin embargo,  es un trabajo complicado y que requiere de mucho esfuerzo y sobre todo de mucho orden y preparación para ofrecer un curso con sentido  y con metas reales y eso es algo que algunas compañeras no entienden. Solo se quejan, se quejan de lo que ganan, haciendo cuentas de lo que gana el colegio, del horario que tienen, del cambio de pañales, cosa que es estúpida, porque no lo hacen, pues hay alguien contratado para eso,  de la limpieza, que obviamente tampoco la hacen y de todo lo que pueden y más. Si los lunes hay pocos niños porque se aburren, si los otros días están completas, porque así no se puede trabajar.

Ser profesora, maestra, es esto. Será que después de unos años ya me tengo aprendida la lección pero de verdad, con las cosas tan chulas que nos pasan a diario, los millones de besos que nos dan, las anécdotas super graciosas que todos los días ocurren, los momentos tiernos, los de genialidad....sinceramente compensan muchas otras cosas y si lo que querían  era irse de  copas, tener pasta y comprarse muchísima ropa, lamentablemente la culpa es de ellas por haberse equivocado en la elección de una carrera. Irlanda no es que sea el mejor lugar del mundo para trabajar, pero basta ya de quejarse, sobre todo cuando algunas vienen de trabajar tiempo  completo  en España por 700 euros y aqui ganan prácticamente lo mismo por solo media jornada! 

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