sábado, 7 de agosto de 2010

A mi prójimo quiero, pero a mí el primero

¿Cómo es posible que un país de emigrantes no tolere la inmigración? La inmigración en los países ricos hoy en día es simplemente una cuestión económica. Si el país demanda mano de obra o profesionales, se levantan las barreras, pero son barreras cada vez menos tolerantes y más acusadoras, como si a el inmigrante se le hiciera un favor, sin darse cuenta que en la misma medida en que se le hace un favor, mediante su trabajo, el inmigrante también se lo hará al país. Es un trueque  de intereses, en el que ambos deben salir ganando. Para unos la inmigración representa una oportunidad, para los otros, una incremento de su actividad económica y comercial.


Vengo de una familia de inmigrantes. Inmigrantes europeos que decidieron hacer las Américas, aventurarse en tierras lejanas, sin nada más de valor que un baúl con algunos trapos y fotos.  Muchas de mis  amigas, sufren la misma suerte que yo, son hijas y nietas de inmigrantes italianos, españoles, portugueses, polacos y alemanes, que un día decidieron huir de la miseria, del hambre o de la política de una Europa pobre y destruida a causa de las guerras. 
Ninguna emigración es sencilla, sea por la razón que sea. La emigración siempre lleva consigo una importante carga de nostalgia, de melancolía, porque la tierra, lo propio,  siempre duele y  se extraña. Para mi, el proceso de adaptación es largo y siempre lo relaciono con la muerte de un hijo. Para una madre, el dolor siempre estará presente, al principio muy intenso y luego, con el pasar del tiempo, ese dolor remite, se hace mudo y quizás, algunos días, se olvide, pero en el fondo, sabemos que está ahí, y a pesar de todo, eso no nos impide ser nuevamente felices y disfrutar de todas las cosas maravillosas que nos ofrece esa nueva tierra que nos recibe.  Pero claro, también es verdad que mi inmigración no ha sido complicada, he tenido la suerte de jamás haberme sentido señalada...es cierto que hablaba con un soniquete raro, pero muchos los achacaban a un posible origen canario, teoría que quedaba reforzada con mi apellido. Pero claro, este pasar casi inadvertido, me ha permitido escuchar conversaciones terribles, no solo aqui en el pueblo, sino también en Madrid, donde el tono despectivo que se utiliza para hablar de los inmigrantes, es cada vez peor, más duro, menos solidario.

¿Acaso nadie ha pensado que quizás para muchos el vivir en la calle y dormir en una cajero es infinitamente mejor que vivir en un pueblo africano, donde cerrar los ojos y descansar puede representar la muerte?

¿Acaso no trabajaríamos como burros y en condiciones terribles si supiéramos que nuestro esfuerzo a este lado del charco puede representar una vida digna de otros al otro lado?

¿Acaso no estaríamos dispuestos a sufrir insultos, vejaciones y discriminaciones, si supiéramos que la recompensa es proporcionar una educación a nuestros hijos para que nunca tengan que pasar por lo que nos ha tocado a nosotros?

¿Acaso los inmigrantes que recibió América eran médicos, ingenieros, empresarios y arquitectos?

¿Acaso todos llegaron sabiendo el idioma?

¿Acaso si tuvieran las mismas oportunidades aqui que en su país, las personas decidirían emigrar y abandonar su gente, su familia, sus amigos, sus costumbres?

¿Acaso eran de una superioridad humana que justificaba su inmigración y no es nisiquiera comparable con la condición de los marroquies, chinos, latinoamericanos y africanos que recibe Europa a diario?

¿Acaso no es interesante el crisol de culturas que produce la diversidad?

Es cierto que la inmigración es un problema, pero no un problema unicamente español. El terrible problema de la inmigración es mundial y la respuesta no es otra que las desigualdades sociales que existen de un lugar a otro. Más aún, si es un problema real, también lo es la falta de educación a nivel mundial, el egoismo que impide ponerse en los zapatos del otro, y poder comprender desde otra perspectiva  aquella realidad. Basta ya de tópicos como que los " moros" son los que se quedan con los cupos en las guarderias, y que por culpa de los latinoamericanos, los españoles no encuentran trabajos con salarios dignos en la hosteleria. Quizás la raíz de ese problema, es justamente española, el empresario explotador, que ante la oportunidad de pagar menos, preferie una mano de obra, antes que otra. El inmigrante, es entonces la consecuencia y  no la causa del problema.

Como en todas partes, en todos los paises cuecen habas y en las mejores familias siempre aparece un garbanzo negro, pero es importante pararse a pensar y ver si verdaderamente todos los inmigrantes  son seres malos, terribles y  perjudiciales que afectan el progreso y desarrollo de un país, por lo que hay que hacer todo lo posible para hacerselo saber e intentar, mediante nuestro desprecio, que el proceso de integración sea lento y doloroso, tanto, que quizás, si la suerte nos acompaña, logremos que decidan regresar a su "puto país"...

 En fin, ha sido un mes muy duro...

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