sábado, 7 de agosto de 2010

Reflexiones piscineras

Estoy en la piscina municipal, y me doy cuenta que practicamente no hay hombres en ella. Hay niños y muchachos jóvenes, pero hombres, personas mayores de los 20 años, realmente no los hay. A lo lejos veo a Juanjo con su familia que está de vacaciones esta semana y un poco más allá a Eusebio, que también está con la familia al completo. Por lo demás, mujeres, mujeres y más mujeres.  ¿La razón? Están con los hijos y esta magnifica resolución me hace pensar lo mal que está hecho el mundo, y lo poco que se contribuye para que las cosas cambien.

La razón por la que la piscina esté llena de mujeres, es que todas ellas o por lo menos una gran mayoría, se dieron cuenta que cuando se tienen más de dos hijos, es practicamente imposible conciliar la vida laboral y la personal. Demasiadas cosas que arreglar, demasiados asuntos, demasiadas lavadoras... y demasiada "poca" ayuda por parte del "pariente". La mujer entonces se ve ahogada por las responsabilidades que conlleva una casa, que trabaje o no, siempre la espera, porque en la mayoría de las casas, la asistente, la amante, la amiga, la manitas, la mamá y la esposa, se encuentran en la misma persona. Y esto no quiere decir que no existan hombres que no ayuden, que me imagino que los habrá, pero la verdad, es que los hijos se tienen en muchos aspectos para uno, es uno quien se tiene que sacrificar por ellos, y generalmente, debido a que el hombre es el que cobra más y el que no falta cuando se ponen malos, por lo que no  tiene problemas en seguir ascendiendo a nivel profesional, la mujer   "decide" abandonar su puesto de trabajo y dedicarse a sus hijos y a su casa, abandonando cualquier  otra aspiración. Tal y como hace Linnette en Mujeres Desesperadas.

Algunas lo han hecho, y les parece que ha sido lo mejor y que ver a sus hijos  doscientas horas diarias, compensan cualquier otra cosa. Para otras que también aman a sus hijos, la desición al principio fue positiva, pero a medida que los niños van creciendo y se van haciendo más independientes, a muchas les ha provocado volver nuevamente a trabajar...lamentablemente los años que han estado fuera del mercado laboral, han conspirado en su contra y en muchos casos la reinserción es casi imposible, se han desactualizado y no pueden aspirar a puestos similares que hace años unos atrás, hubiesen sido los naturales. Obviamente se produce el efecto de la pescadilla que se muerde la cola: quiero volver a trabajar, pero para " trabajar de eso", casi que mejor me quedo en mi casa... y yo digo: pues haberlo pensado antes. 

Desde que el mundo es mundo, las condiciones laborables de las madres son bastante precarias. 
No es raro que muchas las echen al quedarse embarazadas o después de reincorporarse, o al pedir la reducción de jornada o las horas que le corresponden de lactancia ( siendo todo esto ilegal).
Las guarderias tienen horarios endemoniados, que solo benefician a unos pocos y  que tienen justamente su ganancia en que a la mayoría de las personas los horarios no les vienen bien, por lo que el extra de entrar más pronto o salir después se convierte en una mina de oro.
En sociedades cada vez más globalizadas, donde no se tiene cerca a la familia, el marrón de buscar quien se puede quedar con tu hijo a la hora de hacer una diligencia es un marrón terrible... llegando a acudir en muchos casos a personas que quizás una semana antes, no se te hubiese ocurrido aunque sea pedirle una taza de arroz.

Pero si sabiendo todas estas cosas, básicas, ninguna relativa al coste que supone cada uno, que son caros  y siempre lo serán, se decide tener uno, dos o tres, me da igual, hay que saber muy bien cuáles son las circunstancias vitales que te rodearan desde el primer momento y el primer momento no es el momento en el que niño nace, sino el momento en que se crea, pues a partir de ese precioso momento hay una consecuencia maravillosa y eterna: dejas de ser tú para convertirte en un nosotros.  Y digo eterna, porque aunque los hijos sean mayores, casados, hechos y derechos, los padres siempre se preocuparán por ellos y sufrirán con ellos... para los que no tienen fe religiosa, seguramente hasta su muerte, para los que creen en un más allá, incluso, después de su muerte. 

Particularmente creo que es un cambio que merece la pena y que hay que disfrutar con lo que hay, está claro que en un futuro las empresas debieran flexibilizar sus horarios y muchas cosas deberán cambiar, pero como seguramente, nosotras no lo viviremos, porque cualquier cambio real requiere de  tiempo, lo mejor es disfrutar de quizás el mayor regalo del mundo: poder dar vida y  intentar que las generaciones venideras, especialmente los chicos, sean menos machistas y la paridad exista más allá del gobierno de Zapatero. Porque cuando  muchos de los hombres son como son, no es culpa de ellos, de su adn, de su biología en un 100%, también  es culpa de que han sido criados por "mujeres terribles" que han sembrado, mediante el ejemplo, que la mujer es menos y que por eso, se tiene que quedar en casa, no como una opción o desición personal, sino como una obligación.

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