viernes, 23 de abril de 2010

¿somos todos iguales?

Qué dificil es formarse una opinión independiente con respecto a los derechos civiles y religiosos que todos los hombres y mujeres deben tener. Cada cierto tiempo aparece en la tele una chica, generalmente una adolescente, a quien se le impide entrar al instituto con el Yihad o pañuelo que cubre el cabello.

Y claro, algunos institutos se basan en los estatutos internos ya que no existe una ley que impida el uso de esa prenda. Entonces se crea la polémica : derecho religioso o derecho educativo? Cuál de los dos debe prevalecer sobre el otro?

Particularmente, no creo que el uso de signos religiosos sea algo negativo, creo simplemente que es una forma más de expresar quien eres. Se supone que en muchas escuelas e instituciones públicas se está prohibiendo los signos religiosos sea de la creencia que sean. Sin embargo, aún no se ha dado el primer caso de chicos y chicas que van con un crucifijo de madera, especialmente cuando se acercan actos como la comunión o la confirmación, pulseras con imágenes de santos o esa “ moda” de llevar escapularios y rosarios...cuando todos ellos también son símbolos religiosos, aunque pertenecientes a la religión mayoritaria, es decir, la católica.

España tiene una inmigración importante y esto acarrea problemas socio culturales, por un lado, algunos piensan que el inmigrante verdaderamente se inserta en la sociedad, cuando no se hace notar y pasa como uno más. Sin embargo para mí es una creencia terrible, el inmigrante tiene los mismos derechos que los nacionales, y por supuesto también los mismos deberes. Las manifestaciones correspondientes a cada una de esas culturas, deberían ser a mi forma de ver, completamente libres, siempre y cuando no afecten a un tercero.

El llevar un crucifijo, una estrella de David o un pañuelo ¿ a quien afecta? Algunos dan la excusa de que pueden ser motivo de discriminación. Yo que estoy cerca de institutos y colegios, puedo asegurar que los signos religiosos no son la causa...la discriminación se produce a partir del desconocimiento y la ignorancia, al creer que lo extraño o ajeno es malo, sencillamente porque no se parece a lo “nuestro”. Cosas tan sencillas como el color de la piel pueden ser un desencadenante para el rechazo, da igual si son marroquíes, ecuatorianos o chinos, por alguna extraña causa todos terminan siendo “moros” , “chusma” o “panchitos”. Términos todos ellos completamente despectivos, que simplemente reflejan la superioridad que siente la persona con respecto a esos grupos culturales.

De esta forma la sociedad globalizada es una gran patraña, quizás a nivel informático funcione, pero aún tenemos graves problemas para conformar una sociedad global, donde la riqueza cultural sea una virtud y no un obstáculo, donde la nacionalidad simplemente signifique tu lugar de procedencia y no un carácter determinado, porque no todos los colombianos son narcos, ni todos los italianos unos lanzados, ni todos los mexicanos unos campesinos ni todos los chinos dueños de tiendas multiprecios ni todos los españoles no se bañan. 

Habrá que aprender entonces a respetar y a admirar, porque la tolerancia me parece una palabra terrible, a todas aquellas personas que deciden tomar la desición más importante de su vida: emigrar. Nadie emigra porque está genial en el sitio en el que se encuentra, se emigra en busca de un futuro mejor. Emigrar es tan difícil, que solo el que lo ha hecho, lo sabe y puede comprender lo difícil que resulta en ocasiones escapar de esterotipos.