jueves, 25 de febrero de 2010

un beso mojado, antes de salir la luna

Hace poco se celebró el aniversario de la muerte de Rafael Vidal, el nadador más importante que ha dado Venezuela y que se fue una trágica noche cuando su coche fue embestido en un cruce de la Trinidad. 

Está claro que el Rafael Vidal que yo recuerdo, es muy distinto del periodista deportivo que se ganó el cariño de todos los venezolanos. Rafael Vidal era el ejemplo, el modelo a seguir, porque todos los niños venezolanos  que día a día entran en una piscina, sueñan con un día salir en primera plana de los periódicos, besando una  medalla olímpica, tal y como lo hizo  el... 

Aún recuerdo verlo en las competencias, de reojo, como con verguenza de que se diera cuenta, quizás por eso, mi padre deportivo, Rolando, no lo pensó dos veces y mientras entrenábamos en la Hebraica me sacó de la piscina. Obviamente yo pensé que para regañarme, porque siempre era super vaga y me inventaba dolores para no entrenar como Dios manda...sin embargo, me sacó y me dijo que alguien quería conocerme.
Si señor, era nada más y nada menos que Rafael Vidal...yo como era común en mi, no levantaba la vista del suelo, respondía con monosílabos y estaba practicamente entre las piernas de Rolando. Seguramente si mi toalla fuese mágica hubiese desaparecido de ese momento. Hoy en día, me gusta pensar que no fue así, que lo conocí y es sin duda, la única persona famosa a la que he admirado verdaderamente que he tenido el placer de conocer.

Lo veía inmenso, como un gigante,  como si en dos brazadas llegara de un extremo a otro... yo tendría unos 10 años  y aunque era una "gran promesa" de la natación venezolana era incapaz de articular palabra, por lo que tuvo que sacarme las palabras a cucharadas:
Te gusta la natación?  
si
no sé exactamente que preguntó después, pero yo le contesté algo asi como ir a las olimpiadas...
Para eso tienes que trabajar mucho...
dijo unas cuantas cosas , me abrazó , me dio un beso y se fue...

Hoy en día comprendo que tenia razón, tenia que trabajar todo lo que yo no queria y dar millones de vueltas en una piscina que me parecia eterna, aburrida...quizás porque nunca he sido competitiva y creo que en cualquier deporte es fundamental serlo, porque eso es lo que te motivará a intentar mejorar cada dia. .. a mi, para qué negarlo, me daba bastante igual...

Sin embargo, de esas noches de competencia, guardo recuerdos maravillosos, de hecho, la Hebraica, era mi piscina favorita y siempre estarán en mi memoria además de esperar a que saliera la luna para nadar o de la hamburguesas con el pan sin levadura durante el Pésaj,  el beso mojado de Rafael Vidal.

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