sábado, 22 de junio de 2013

Un mes perdido...

Cuando te pasan lesiones como la mía, por alguna extraña causa piensas mucho, quizás, en ocasiones demasiado y ya sabemos lo malo que eso puede llegar a ser. Piensas en el presente que te estás perdiendo y en las consecuencias a futuro. Algunas veces, las menos, te llenas de optimismo y piensas que todo saldrá bien y que todo pasará pronto. Eso mismo pensaba al principio, cuando me habían dicho que en un mes estaría caminando, porque aunque ellos no hicieron ninguna prueba para detectar  el interior de la rodilla, asumían que nada había ocurrido dentro. Obviamente, desde la ignorancia personal, no nos queda otra que fiarnos del médico, ese ser, que a pesar de todo, sigue teniendo cierto halo de superioridad, tanta superioridad y sabiduría que cual superman es capaz de tener una super visión, y ver lo que es imposible ver a simple vista...

Un mes después, mis avances han sido nulos. La rodilla se ha desinflamado, y el hematoma ha desaparecido prácticamente, solo queda una leve mancha justo en el punto donde más me duele y donde ocurren los pinchazos, día si y día también. El dolor ha bajado, aunque en ocasiones, existen días sueltos que el dolor renace con mucha más fuerza y te deja postrada, con los ojos cerrados, tragándote las lágrimas, fingiendo por no preocupar o poner nerviosa a la gente que te rodea.

Es entonces cuando te das cuenta que en esto estás tu sola, que la gente que marcha a tu lado, es incapaz de sentir lo que sientes, es incapaz de percibir el dolor, la tristeza, la impotencia, el miedo... sientes las miradas casi acusadoras que desprecian el esfuerzo sobrehumano de mover la pierna tres centímetros y fracasar, aunque no lo dicen, se puede sentir en el ambiente la frase: No me jodas que no puedes hacerlo, mientras tu te sujetas la pierna, te alzas la rodilla e intentas una y otra vez, arrastrar el pie aunque sea unos piche centímetros que te den  alguna esperanza. 

Y entonces lloras y te sientes fatal... y llegan las cuentas y te vuelves a sentir fatal, no porque digan absolutamente nada, sino porque recuerdas que desde hace un mes no cobras y desde hace dos semanas, el departamento encargado de pagar las bajas, no considera que cumples todos los requisitos para poder tener derecho a ella. Y para rematar, pues te das cuenta como cada día tu contrato va expirando y te das cuenta que el próximo viernes 28 tu contrato se autodestruirá y te quedarás literalmente con el culo al aire.

No hay contrato y son muy pocas las posibilidades entonces de comenzar el curso escolar. Y eso implica que si no puedo comenzar, no me harán contrato, lo que es dentro de todo normal y lo que indica a su vez, que estoy desempleada, ese terrible adjetivo que me había perseguido por mucho tiempo y del que solo recientemente había logrado escapar. Yo sueño con que el colegio contrate un suplente, pero ya se sabe que los sueños, sueños son y que al final, la realidad es que un colegio es un negocio y pocas cosas hay tan poco rentables como un profesor incapacitado para hacer su trabajo. 

Odio entonces profundamente a la sanidad pública irlandesa, porque estoy así por ellos. Por su ineficacia, por su falta de previsión, por su incapacidad para atender una lesión sencilla  como la mía, donde la prueba estrella es la que se han negado hacer durante un mes, por resultar costosa. 

Resulta entonces que después de un mes mi recuperación puede estar incluso aún por comenzar y el mes anterior ha sido simplemente un mes de gracia para comprobar que no somos nadie, que no le importamos a nadie y que la razón por la cual hay en Irlanda tantísima gente que va de por vida con muletas, es por una continua praxis negligente... 

De la misma forma  que la citología en el terreno ginecológico es hecha cada tres años, cuando en el resto del mundo es solicitada anualmente, provocando así una tardísima detección de cualquier problema, en el sector traumatológico, la lenta y casi displicente actitud de los médicos, crea lesiones que de haber sido atendidas  correctamente  a tiempo, además de ahorrar grandes cantidades de dinero al sistema, hubiesen tenido como consecuencia pacientes sanos y recuperados de una forma más eficiente. 

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