viernes, 24 de mayo de 2013

23 años después...

Durante mucho tiempo estuve traumatizada con mi rodilla. Mi rodilla, un día a medio día hace un millón de años me cambió la vida en ese momento. Mi vida cuando tenía 12 años era la piscina, no era una vida elegida, pero al fin y al cabo era la que me había tocado vivir. Comencé a nada muy pronto, el asma, mi inseparable compi, fiel hasta el día de hoy, había sido la razón de mi relación con el mundo acuático, por lo que no es difícil que muchos de mis recuerdos más tempranos sean en una piscina. Recuerdo aunque era un bebe, el vestuario del Teo Capriles y eso que creo que ahí no hice nada de nada y habré durado un suspiro. Sin embargo, lo recuerdo...

Pero bueno, resultó que se me dio bien, que tenía cualidades natas, que sin comerlo ni beberlo, me convertí en la estrella del club, en la estrella del estado,  en la estrella del país... yo, que siempre he pasado millas del mundo competitivo, del entusiasmo, practicamente muerto en mí, por el deporte... una cruz para alguien a quien la piscina dejó de ser divertida demasiado pronto. Mis compañeros de piscina eran un coñazo absoluto e incluso hoy en día, me parece que lo siguen siendo. Por supuesto que hay gente que quiero y recuerdo con cariño, pero después de un millón de años, son más los que están a la cola de amigos por aceptar del Facebook, que los que están aceptados. Mi mamá me dice que el tiempo ha pasado y que les da ¨nota¨reencontrarse. Por dios! me horrorizaban hace años y como muchos me horrorizaron de manera ininterrumpida por otra pila de años,  la nota del reencuentro la encuentro espeluznante...me imagino que si fueron tontos durante muchos años, el tiempo, como mucho, los habrá puesto peores, así que no tengo ningún interés en reencontrarme aunque sea a través de Facebook con ellos. 

Pero bueno, volvamos al tema principal que yo he venido aquí a hablar de mi rodilla. Resulta que el lunes me despedí de mi trabajo, diciéndole a mi jefa que no llorara, que yo volvería mañana. Qué pasó? Me desperté, me bañé, me vestí y me fui como cada día la estación del metro. Tenía que comprar el ticket, puse mi dinero, los 40 euros semanales que ese día me dolieron más que nunca y cuando el ticket salió un dolor insoportable me recorrió el cuerpo. Senti como la rotula de mi rodilla dejaba de estar sostenida y se salía como quien  tiene vida propia. Hace mil años ya me había pasado  y el terror de volver  a ver el hueso fuera me hizo estirar, con el dolor que se implicaba, la pierna al máximo. Por suerte, lo logré, en el interín de caerme y estirar la pierna, la rotula volvió a entrar. Fue solo un momento, una caída sin razón, una caída sin explicación, no estaba corriendo, saltando, bailando, caminando... estaba simplemente de pie frente a la máquina expendedora de tickets con mi pantalón rosa chicle y zapatos sin calcetines, que prometía ser un día estupendo. 

Así que desde el martes estoy en reposo, un reposo de dos semanas. Con una escayola que va desde la nalga al tobillo. Con una rodilla amorfa e inflamada, con miles de planes en una cuerda floja, con la incomodidad que supone subir sentada las escaleras, con un ticket de transporte que se pierde aparatosamente y que mi materialismo no puede evitar lamentar.... sentada la mayoría del tiempo, sufriendo cada vez que me tengo que levantar al baño o a comer, porque la pierna ¨buena¨la tengo agotada... dicen que será un mes de tortura, yo no lo veo claro, la vez pasada fue mucho más largo, y luego comenzar con la fisioterapia, una de las cosas más dolorosas que existen.

El lunes revisión y la idea de que quizás me muevan la pierna me horroriza 100%. Vuelvo a tener el miedo atroz con el que viví muchos años después de la caída, miedo que estaba superado y que quizás por eso, cuando se notó abandonado, decidió volver para decirme: Creías que estabas segura? Toma muletas, toma seguridad!

No hay comentarios: