miércoles, 31 de agosto de 2011

low cost + diversión

Dublin es una ciudad  especial, es verdad, tiene algo, aunque ese algo no sea precisamente lugares históricos que ver. Dublin es en sí un monumento, es tan vieja que andar por sus calles representa en sí una visita turísitica. No hace falta ir al casco histórico, Dublin es el casco histórico de Irlanda, un edificio por aquí, catedrales e iglesias aquí y allá,  muchas plaquitas conmemorativas de aqui nació, escribió o tocó por primera vez tal o cual. Poco más... muchos piensan que encontrarán ruinas, pensando que quizás Dublin es la Atenas vikinga, pero no. Aqui de los vikingos tenemos el montón de pelirrojos, y una canoa enorme en el museo arqueológico. También tenemos Dublinia un parque temático al estilo irlandés, pero eso es otra historia. 


Pero, todo esto no es malo. Dublin es la mejor ciudad del mundo para decir: la conocí en solo un fin de semana. Obviamente alguien se puede poner cultureta y decir que Dublin tiene mucho más para ver pero claro, la gran mayoría de los visitantes, prefieren hacer el recorrido de los diferentes y legendarios pubs por Temple Bar  que hacer el recorrido de Orlando Bloom en el Ulyses, el cual también tiene pubs, pero no es lo mismo, pues hay que tragarse  el rollo.

 Y es que  si somos sinceros, a la mayoría de las personas que visitan Dublín, se la zumba que sea la ciudad del mundo con mayor número de premios Nobel. Aquí la gente viene a leer o a beber? La respuesta parece estar clara.  

Es una ciudad tan cómoda, que incluso en ese fin de semana tienes la oportunidad de comer la comida típica. Un desayuno  irlandés  para comenzar, un paseito por el mercado de Cow´s lane para conocer la producción orgánica y artesanal de la zona, una docena de ostras para que nadie diga que fuimos a Dublin y no las tomamos, un momento de relax en los innumerables puestos de Temple Bar con una, dos, tres o cuatro  Guiness... 



Para comer ? el irish stew, o el shepherds´pie, uno para el sábado y otro para el domingo y practicamente hemos degustado la oferta gastronómica autóctona. Es o no es una ciudad cómoda y molona? Te lo pone fácil, no hay que partirse la cabeza, escogiendo entre las diez mil alternativas turísticas, no hay ruinas aqui y allá, y  visitar unas tres iglesias es más o menos haberlas visto todas, que sino, hemos equivocado la intención de Dublin. Para encontrar a Dios, no tengo yo claro que Dublin, apesar de su fama católica, sea el lugar más indicado, quizás al final de una pinta, no lo sé. 

Pero eso es lo especial, Dublin es una ciudad para caminar, para ser Irlandés por un día o dos. Para no detenerte y esperar que el semáforo te de paso, para encontrarte miles de músico por sus calles y suculentos postres, para  entrar a una tienda Carrol´s y salir con el souvenir correspondiente, y el chip integrado de la música irlandesa  retumbando en tu cabeza durante la visita, sorprendiéndote que con solo unas horas, puedas tararear Galway Girl o Whiskey in the jar, como un irlandés más.


Lo bueno de Dublin es que esa una ciudad fresca y no tienen ínfulas de ser la ciudad cultural de Europa por excelencia. Se han especializado en un turismo rápido, interesante, divertido. La gente que viene a Dublin disfruta, se divierte y se marcha con una sonrisa. Lo mejor de todo? Así como hay ciudades que cuando se conocen, se tachan de nuestro planing porque no tiene sentido repetir, con Dublin ocurre todo lo contrario. Es la Canarias de este lado de Europa, pues son muchos que planean el finde anual a Dublin, casi como una  peregrinación o ritual.


Cuando la gente repite, es por algo, el secreto no solo está en la Guinness...te apuntas a descubrirlo?


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