Con sangre la letra entra...

Los  años han pasado y aquello de que ¨Con sangre la letra entra¨ha quedado prácticamente en el olvido. Hoy en día es otro tipo de sangre con la que comprendes muchas cosas. La sangre del silencio, del odio, de la indiferencia, de la frustración, de la soledad, del fracaso...

Para algunos el fracaso es un aprendizaje. Resulta que a día de hoy importa lo que sabes, pero también y en muchas ocasiones como un látigo, importa lo que no sabes, lo que no aprendiste o incluso lo que desaprendiste. Tu vida es entonces ese conjunto irregular de cajas chinas, donde una está dentro de la otra, aparecen sueños, sueños que se truncan y se reintentan en la siguiente. Son iguales? No, no lo pueden ser, así como el río nunca es el mismo, nosotros tampoco. Lo que un momento nos pareció fundamental y vital, que resulta que más adelante termina por ser prescindible. Son sueños y anhelos de todas los seres que fuimos, los que somos, los que seremos, e incluso de los que se quedaron en el camino...de esos tengo yo muchos, seres que soñaron pero que se quedaron dormidos, aletargados, perdidos entre los laureles, criando malbas... fueron sueños que llegaron fuera de tiempo, sueños  imposibles y en ocasiones tan a futuro que para conservarlos mejor, se guardaron en cajas, cubiertos con papel de seda y bolas de naftalina para evitar que se dañaran... Qué pasó? creo que se me olvidaron que estaban ahí. Así como aquellas sandalias que mi mamá compró en Brasil para mí y las guardó muy bien porque me quedaban pequeñas, cuando las volvió a encontrar, resulta que ya no me quedaban. 

Así me pasó a mí con algunos sueños, tanto esperar el momento justo, que un día  me dí cuenta que  lo que era futurista, terminó  siendo un desfile hortera fuera de tiempo, con hombreras, colores brillantes y fluorescentes, laca y maquillaje exagerado.  Tendré la esperanza de que toda moda vuelve? En este mundo moderno está muy lejos Lady Gaga de Almodovar y Mcnamara? Aveces pienso que mis sueños llevan bata de guatiné, lo bueno de todo, es que para la hortera, siempre hay un hueco, y por lo tanto, también esperanza.