Todos tenemos un oscuro pasajero dentro. El mío suele estar dormido e intento no hacer mucho ruido para que no se despierte, porque cuando lo hace, me resulta muy difícil intentar detenerlo. Es un pasajero envidioso que suele detestar una buena noticia, haciendome incapaz de alegrarme como es debido o quizás sintiendo esa doble sensación de alegría y culpabilidad al mismo tiempo, como si fuésemos Dr Jekil and Mr Hide, por un lado soy muy feliz, por el otro, no puedo evitar remover todo lo que hay dentro desde hace anos y las canciones de cuna, con las que lo suelo mantener dormido y aletargado no funcionan. Se despierta con fuerza destructora, con ganas de ser escuchado, con ganas de reclamar, de ser atendido, de no ser encerrado en la ultima caja de mi desván mental y emocional, haciendome ver que por mucho que intente esconderlo, el sigue ahí, latente, y que no hay lugar en este mundo en el que pueda dejarlo, porque desde que el mundo es mundo, mi infelicidad es la felicidad de muchos... en dias como hoy, solo me queda respirar y agotarlo a el, mi oscuro pasajero y acunarlo dulcemente hasta que se vuelva a dormir y esconderlo nuevamente en el desvan, a ser posible con doble cerrojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario