viernes, 12 de noviembre de 2010

8 y 9 de noviembre

Mi viaje a Dublin ha sido sencillamente genial pero demasiado corto...creo que con la experiencia de estar separados, de una forma u otra, nos acostumbramos a estar lejos, a echarnos de menos, sin embargo, cuando volvemos a estar juntos, la sepraciòn es terrible, porque como dice Jaime, nos acostumbramos muy ràpido a lo bueno.  Cada  despedida es màs triste, da igual que falte menos, da igual que dentro de menos de  un mes, volvamos a estar juntos y lo estemos nada màs y nada menos que por 15 dìas estupendos para celebrar las navidades, que tienen el encanto de ser las ùltimas viviendo por estos lares.

El primer dìa estuvo genial, la cara de Jaime al verme parecìa de comiquitas, cuando la mandibula se les cae hasta el suelo... no se podìa creer que estuviese yo allà...asi que fue muy emocionante. De ahi nos fuimos a comprar el super acojo portàtil de Jaime... parecìa un niño,  como si entrara en la jugueterìa màs chula del mundo y pudiera comprarse por fin aquello con lo que habia estado soñando. ¡Fue genial! Ya ni hablemos de lo mucho que estuvo jugando con la caja al llegar a casa porque le parecìa chulisima. Abrir el portàtil nuevo representò toda una ceremonia de ciudado y devociòn, creo que las fotos, que luego pondrè, daràn muy buena cuenta de ello. Feliz, Feliz, Feliz, asi estaba Jaime el 8 de noviembre.

El 9 se lo pillò libre, por aquello de que pensaba que estarìa solo para hacerle la visita turìstica a mi mamà y bueno, el clima, muy irlandès, lloviò todo el dìa, con mucho viento, pero nos la pasamos rico visitando las catedrales, los parques de la zona sur, el castillo de Dublin, Grafton, etc...Dimos como 200 vueltas a un parque para buscar la estatua de Oscar Wilde... al final, nos dimos cuenta que una de las zonas del parque estaba cerrada, y la razòn es que la estatua la tenìan tapada, me imagino que la estaban restaurando o algo asi.  De ahi y casi de noche, nos fuimos al Burritos Blues, uno de los sitios màs ricos de Dublin, donde  se come maravillosamente bien y abundante...aquellos no eran burritos sino burrotes, y estaban no ricos, sino riquisimos.


De esta forma terminaba nuestro primer dìa Dublinès...estàbamos cansados y llenos... la mejor prueba de haber disfrutado intensamente el dìa. Fue un dìa intenso, y se cumpliò perfectamente eso de "al mal tiempo, buena cara", porque de verdad, no habia forma de que la lluvia empañara lo felices que estàbamos los tres ese dìa.