lunes, 5 de octubre de 2009

¿Un regalo para mi?


Se acerca navidades, y bueno, ya lo sé, quedan aún tres meses, pero ¿qué le voy hacer? hoy me he despertado con el síndrome pre navideño y he pensado en qué cosas materiales, podrían caer en estas fechas... yo es que últimamente siento que la casa, por lo menos, el lugar de almacenaje es cada vez más pequeño, por lo que no quiero cosas que se tengan que guardar... mi mamá me preguntó: ¿Qué te gusta más Papa Noel o el muñeco de nieve?  Y yo contesté, ninguno de los dos, que no tengo espacio para luego guardar...seguro que cualquiera hubiese estado lindísimo, pero no me apetece para nada todo el rollo que implica.

Así que viendo mi casa he decidido que pediré de regalo unas sillas. Basta ya de cosas monas porque son monas, yo quiero cosas útiles, cosas que me sirvan y ¿qué mejor que unas sillas para mi comedor? De verdad, Jaime siempre me dice que le gustan los regalos que molan pero que no sean cosas que necesite, por lo que regalos del tipo calzoncillos, calcetines, corbatas  o ropa en general, no le hacen especial  ilusión.  Y está claro, que a todos nos hace ilusión la sorpresa de abrir una caja, pero vamos,  luego la ilusión de esa caja puede transformarse en un horror, si aparece de forma furtiva collares que jamás usarías, pijamas que te dan alergia, maquillaje como para el resto de tu vida, de los colores más feos que te puedes imaginar, copas  que tienen de caras lo mismo que de inútiles, fuentes o fruteros o mostrenco sin definición aparente...

Qué difícil es entonces sonreír y decir gracias, que muerte súbita sufre tu rostro, la sonrisa se va abriendo con la misma rapidez con que tus ojos se llenan de lágrimas, mientras piensas: ¿De verdad, al ver esto esa persona se acordó de mí? ¿Cómo es posible que yo sea capaz de transmitir esto? ¿Cómo es posible que en ocasiones las gente regale objetos personales que solo le gustan a ellos? Porque también es verdad, el saber regalar para mí encierra toda una lógica y un arte.  Regalar debe ser una ilusión para el agasajado y no para ti, pues al final, no importa si a uno no se le caen las lágrimas de la emoción, lo importante es que a el regalado, cuando cierra la puerta, no se le caigan de tristeza...



Así que nada, si alguien quiere regalarme algo estas navidades, no os rompáis la cabeza, una silla del  IKEA,( que necesito 4) modelo Roberto, será sin duda el regalo perfecto y si es verdad que no habrá la sorpresa, puedo asegurar en cambio que habrá el agradecimiento eterno....

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