Hagamos un trato

Qué complicadas son las relaciones humanas, cuando todo parece estar perfecto, resulta que recibes como feedback, reproches...que particularmente la mayoría no van especialmente dirigidos a ti pero que te afectan de igual forma porque te has convertido en el puente de comunicación entre esas personas.  Y entonces todo se descompensa, el equilibrio por el que he trabajado tanto se pierde y me vuelvo a sentir igual de tonta que hace años unos años.

Creo que eso de que hay relaciones que son complicadas por naturaleza, va terminar siendo verdad. Si bien nunca he estado a favor de esas frase, hay cosas que se escapan de tus manos, de tus expectativas y me resulta agobiante no poder estar relajada, cada palabra que digo, cada palabra que escribo, intento cuidarla al máximo, porque la mayoría de las veces no sé cómo va a responder la otra persona... y es una pena porque es una persona importante en mi vida, una persona tan importante que para bien  para mal ha estado presente  en los momentos más importantes que en los últimos años he vivido.

Soy una persona con muchísimos defectos y de hecho me horrorizo cada día cuando observo como alguno de ellos asoma su cabecita y con cara de burla, me dice ey! aquí estoy, ¿qué pensabas, que me había olvidado de ti? Pero sin embargo, creo y digo creo porque una cosa piensa el burro y otra el que lo arrea, que tengo una cualidad especial y valorada por la mayoría de las personas que me quieren, y es que soy capaz de ponerme en los zapatos del otro y hacer en muchas ocasiones de abogado del diablo, porque creo que nadie tiene la razón absoluta y porque la vida es un continuo cambio, en el que vamos observando cómo aquellas cosas que considerábamos inamovibles, no lo son tanto, que las cosas cambian y nosotros también cambiamos, que quien considerábamos fundamental resulta que al final no lo era tanto o que el considerado   " uno más", se convierte en el mejor de los apoyos.

Y esta es la vida y en muchos casos estas son las relaciones con las que nos enfrentamos. Con nuestros padres, hay cierta inmunidad con respecto a todo esto, por lo menos yo la he declarado, quizás porque particularmente no puedo estar enfadada con ellos, porque si bien hacen cosas que me ponen de los nervios, cuando pienso en ellos, solo lo puedo hacer con amor,  con mis hermanos, pues igual, si uno no me habla es porque no quiere, pero si me hablara para mí todo sería como la última vez que conversamos perfectamente, porque yo no quiero malos rollos, de hecho huyo de ellos, cambio, cedo, respeto o simplemente me callo, tengo la virtud de perdonar cuando he sido herida, pero también la de pedir perdón cuando he sido la mala y seguir adelante, porque hace unos años comprendí que el rencor es negativo no porque sea un sentimiento horrible en si, sino porque el único afectado verdaderamente eres tu mismo.

Solo intento vivir y respetar la forma de vida de los otros, y ser una buena amiga, aunque eso no implique ser iguales o tener la mismas opiniones o el mismo propósito en la vida, lo que quiero es simplemente compartir y apoyarte, incluso en aquellas cosas que no comparto, porque en eso creo que se demuestra la verdadera amistad y como no puedo decirlo de una forma personal y original, dejo aqui como testimonio, uno de los poemas más lindos y más sinceros de Mario Benedetti.

Compañera usted sabe que puede contar conmigo

no hasta ni hasta tres,

sino contar conmigo

Si alguna vez advierte que la miro a los ojos

y una veta de amor reconoce en los míos

no alerte sus fusiles

no piense que deliro

a pesar de la veta o tal vez porque existe

usted puede contar conmigo

si otras veces me encuentra huraña y sin motivo

no piense que flojera, igual puede contar conmigo

pero hagamos un trato, yo quisiera contar con usted,

es tan lindo saber que usted existe

uno se siente vivo

y cuando digo esto quiero decir contar

aunque sea hasta dos aunque sea hasta cinco

no ya para que acuda presurosa en mi auxilio

sino para saber a ciencia cierta que usted sabe

que puede contar conmigo