miércoles, 20 de agosto de 2008

El maravilloso mundo de Rayuela Fecha original 21/01/07

Pasando de las recomendaciones actuales y modernas, de esas que todo el mundo habla por ser superventas, paso a un clásico de la literatura mundial. Sin ninguna duda Rayuela si que entraría en cualquier lista, por lo menos, es básica en la Banda Literaria que conforma mi vida. Lo digo así porque creo que toda nuestra vida al final es una gran película y somos nosotros los encargados de ir escogiendo las bandas tanto literarias como sonoras que la recorrerán.

En fin, Rayuela de Julio Cortázar, es una novela innovadora y mágica. La podemos leer de diferentes formas, incluso, se pueden leer capítulos aislados y deleitarnos con una narrativa que es bella en sí misma, tan bella que en ocasiones el lenguaje se distorsiona y cada palabra por sí sola carece de sentido...sin embargo, comprendemos el mensaje, lo desciframos mientras lo disfrutamos y de esta forma, el lector se hace protagonista, interviene directamente en la creación de una obra de múltiples voces y acentos, de calles, de cuartos, de música y arte....

La primera parte, quizás la más complicada, es también mi favorita, se desarrolla en París y a través de las imágenes, Cortázar logra transportarnos a ritmo de jazz a las callejuelas de un París singular... Es genial entonces, tomar apuntes y si surge la oportunidad visitar París, que luce diferente pero maravilloso, cuando recorremos los lugares que son citados en la novela.

La segunda parte, mucho más luminosa que la primera, se desarrolla en Argentina, la luz de América toca cada página y su lectura incluso es diferente. Sin embargo, la esencia de Cortázar permanece en ambas partes y es indiscutible su papel de novela reina en unos años sesenta, de continua experimentación, de movimientos y manifiestos, donde la música, la filosofía, el arte, eran un todo común, mediante el cual el hombre intentaba explicar o por lo menos entender el caos de la vida.

Esta referencia tan marcada a una determinada época, para muchos, la convierte en una obra que caduca, ya que las referencias temporales la enmarcan de forma sistemática, en un tiempo determinado.

Particularmente, creo que es una obra maravillosa, y que si bien el estilo, denso, barroco y con múltiples planos, la convierten en una prueba de fuego para el lector al igual que el Ulises de Joyce, nos ofrece también la posibilidad de construir y participar en la obra,elemento que muy pocas veces nos ofrecen las novelas que se encuentran completamente cerradas.

Rayuela es entonces la oportunidad del lector para ir armando el laberinto de la vida, saltando cuadros o capítulos, criticando o disfrutando el desorden que nos rodea y que puede, según los saltos que demos reforzar nuestro yo, nuestra individualidad y autenticidad...nuestra búsqueda siempre personal, profunda, paradójica y en ocasiones dolorosa porque para conseguir el centro en ocasiones debemos alejarnos de él.

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