jueves, 23 de julio de 2015

Noticias

Noticias que te hacen reflexionar, que te hacen detenerte en este torbellino que es la vida, noticias que paralizan, que aterrorizan, que duelen...

"Hallan dos cadáveres maniatados y tiroteados en finca del estado Guárico"

Uno de esos cadáveres era el padre de una compañera de colegio y tío de quizás, la única gran amiga que aún vive en Venezuela, mi querida Fer. Lamentablemente, los venezolanos estamos acostumbrados a historias terribles, donde una delincuencia desatada se siente impune y hasta protegida por un gobierno que tiene 15 años odiando y hablando del diferente como alguien que no vale nada... tanto así, que hasta la vida ha perdido valor en Venezuela. 


Facebook se llenó entonces en un muro de duelo, de condolencias, de pésames, de palabras de apoyo, pero sobre todo de mucha impotencia y tristeza. La muerte de un padre, un esposo, un hermano, un abuelo, es terrible, pero cuando sucede de forma tan violenta, con tanto ensañamiento, es todavía peor. El dolor personal se suma al dolor que sabes padeció la víctima, en este caso, las víctimas, ambos, hombres decentes, familiares, trabajadores, que pagaron con su vida, el no tener nada lo suficientemente valioso como para salvarla. Es un crimen de odio, de venganza...


En Venezuela como dicen algunos, falta seguridad policial, pero sobran balas, sobran los policías
corruptos, escasean los honestos. Un porcentaje cercano al 80% de los asesinatos, no se resuelven y las familias no solo viven con el dolor de la perdida, sino también con la impotencia de saber que los culpables siguen llenando de luto a las familias venezolanas, que trabajan y resisten en un país que ha día de hoy es muy complicado y en el que los grandes profesionales, se marchan en busca de un futuro. Ya ni siquiera de un futuro mejor, simplemente de un futuro. Como dijo Luis, el hijo de una de las víctimas, que hoy en día reside en Australia, te exilias o te matan. 

Cuando me queda solo una semana para partir a lo que una vez fue conocido como el mejor secreto del Caribe, no puedo evitar comprender por qué tengo amigas viviendo en el extranjero que con gran dolor un día dijeron: pues mis hijos no conocerán Venezuela, no conocerán mis calles, no crecerán rodeados de primos, no irán a la casa de los abuelos por las tardes y los tíos no los malcriarán... para ellos, los abuelos vienen una vez al año si es posible, y sino, pues simplemente viven dentro del ordenador. 

Mi hermano mayor se burla de mis miedos, pero yo no puedo evitar sentirlo...

El miedo puede más que todo, puede más incluso que el amor. Para mí este es mi último viaje en un futuro cercano y me está generando una ansiedad terrible que como siempre ya se ha demostrado en forma de asma.
Cada viaje me va generando más y más estrés, al punto que soy incapaz de disfrutar los preparativos. Tengo unas ganas locas de ver a mi familia, de conocer a mi sobrino, de ver y abrazar a mi mamá  y  a mi papá, a mi hermano, a mis tíos, de comer arepas, cachapa y pan de guayaba (si se consigue)... tengo ganas de usar shorts y sandalias, tengo ganas de todo eso y quiero pensar que como siempre, la experiencia será mucho más relajada del panorama que me hice en la cabeza... pero estas noticias, tan tristes, tan dolorosas, no hacen sino avivar ese miedo de ir a un país que si bien me vio nacer y me formó como persona y profesional, he dejado de reconocerlo, porque lo que hay y lo que hubo, no tienen nada que ver. 

Si, llevo tu luz y tu aroma en mi piel, pero también muchísima tristeza en el corazón. 

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