sábado, 31 de julio de 2010

Fumando espero al hombre que yo quiero...

Hay días en los que estás más suceptible que otros y entonces, esos días te sientes más sola que nunca. Sinceramente cuando Jaime se marchó, jamás pensé que el traslado iba a ser tan complicado, es cierto que siempre surgen complicaciones, pero creo que en nuestro caso las complicaciones surgen y se multiplican como champiñones. Primero fue Banjo, luego mi NIE, mi nacionalidad, etc,etc,etc...

Y claro, cuando se cumplen los 6 meses de la separación, todo parece más patético. Por una parte, parece increible que hayan pasado ya seis meses y lo que es aún más increible, que nos hayamos visto taaaaaaan poco. Es cierto que durante un tiempo si que la comunicación era complicada, teníamos terror a las facturas de teléfono que recibíamos y los horarios resultaban complicados. Me imagino que fue todo un proceso de adaptación, el cual a día de hoy, tenemos superado.  Pero no es fácil, cuando la persona que escogiste para ser tu mejor amigo se encuentra a miles de kilómetros de distancia, la voz en ocasiones no es suficiente y lo que verdaderamente te apetece  es imposible hacerlo. Entonces, surgen discusiones super tontas, que por suerte, tenemos la habilidad para darnos cuenta y frenarlas a tiempo, porque el origen no es la casa, el dinero, el barrio o el pueblo, el problema, no es otra cosa que la distancia, que la inmensas ganas de estar juntos y no poder.

En los momentos de bajón pienso que no fue buena idea, aunque luego me doy cuenta que la tristeza te puede hacer pensar muchas estupideces. Irlanda a día de hoy nos ofrece un mejor futuro, aunque para llegar a él, debamos cruzar un duro presente. Para algunos ha sido sencillamente una muestra de irresponsabilidad el no haber estudiado a fondo el país elegido y tienen razón, pero creo que cualquiera nos hubiese dado tanto sorpresas negativas como positivas, porque no existe el país perfecto...y si en Irlanda es la sanidad, en otros hubiese sido el idioma, el clima, la gente, etc,etc,etc. 

Pero bueno, ahora comienza nuevamente la cuenta atrás, después de esperar que llegara el verano, ahora habrá que esperar que llegue el invierno...si es que cuando digo que mi vida desde hace algún tiempo consiste en esperar, no miento...y sin duda, no se lo deseo a nadie, esperar es una de las cosas más aburridas y angustiosas que existe. 

Esperar una llamada, una carta, un sello, un viaje, una mudanza, un encuentro, un examen...da igual, sea lo que sea, esperar desgasta, aburre, entristece. Es entonces cuando comprendo por qué en la caja de Pandora fue lo que logró quedarse dentro, la esperanza es un regalo, pero también puede ser un regalo envenenado, después de todo, en esa caja solo habian desgracias. Por una parte te brinda la ilusión, pero por otra, la esperanza puede ser un engaño, algo que te permite continuar por un camino tortuoso, sencillamente porque crees  que mientras exista la esperanza, ningún mal puede derrotarnos por completo.

Así que la esperanza prefiero verla como un consuelo y es que día a día, paso a paso, el tiempo avanza y todo llega... y mi esperanza me mantiene viva, feliz la mayoría de los días, porque se que en Dublin se encuentra lo que yo más quiero.

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