martes, 28 de agosto de 2012

"Dia dhuit ar maidin." (Good morning)

En Irlanda tiene muchas cosas buenas, si, pero luego es viejuna para un montón de cosas. Además de viejuna es ilógica, poco practica y burocrática a rabiar. Resulta que llevo sufriendo desde hace un tiempo para  poder abrir una cuenta bancaria, misión que se está convirtiendo en imposible.  Me he hecho la peregrinación correspondiente, de banco en banco, con mi cara de ¨pobre yo¨, que tantas veces me saca las patas del barro, sin embargo, más allá de unos ¨ea ea ea¨, a lo irlandés, no he conseguido nada.  Todos comprenden el horror, todos comprenden que necesito la cuenta, pero ninguno da su brazo a torcer... que no, que mis cartas no les convencen,  que da igual que mi esposo tenga cuenta con ellos, que el PPS tiene otra dirección, que la factura de la licencia de televisión, tiene más de tres meses y no vienen mis dos apellidos en ella, que el contrato de trabajo, no le vale, que las cartas  que llegan por correo no las quieren, que quieren unas oficiales... lo que me ha dejado como último recurso, después de rebuscar y rebuscar, airear mi última citología al viento, en donde si que aparecen mis dos apellidos, esperando que ese documento, haga milagros...


Por si fuera poco, estamos intentando poner a rodar nuestro coche español en tierras de leprechauns... la tarea está siendo terrible. Ayer recorrí  6 oficinas, preguntando los pasos que debíamos seguir y en todas partes la información resulta super confusa e incluso contradictoria. Por si fuera poco, el coche además no tiene batería, por lo que todo se ha ido complicando, justo ahora cuando yo comienzo a trabajar y la disponibilidad de tiempo para ir y hacer cosas, se reduce considerablemente. A esto hay que sumar que cuando perdí la cartera se perdió con ella la licencia española, y aunque ya he ido a la embajada, para solicitar el documento que me permita canjearla por la irlandesa, todavía no ha llegado...y por misterios de la vida, la foto de la licencia de Jaime se ha borrado como por arte de magia, por lo que tampoco en ningún sitio no las aceptan, haciendo el trámite todavía más largo porque habrá que repetir el viajecito en el fin del mundo donde queda la embajada española para pedir el mismo papelito que pedimos para la mía. 

En fin que todo se complica y se complica, y si a eso le sumamos el casting que deben hacer para atender el teléfono en todos estos sitios, con un acento, que si no pillara alguna que otra cosa, juraría que es gaélico, hacen que cualquier llamada se convierta en un suplicio sin final, lo que quizás es incluso preferible a recorrer el city centre completamente mojada, bajo los aguaceros que gritan: se acabó el verano que se daba! 

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