Me gusta mucho cocinar, paso por rachas en que mi creatividad está muerta y otras en las que lo que me apetece es estar cocinando todos los días. Para el 24 de diciembre preparé el que creo que hasta ahora ha sido el mejor pernil del mundo. Yo no sé si fue la calidad de la carne, el horno de gas o la mano de obra. Lo importante fue el sabor que superó todo lo anterior y marcó un nuevo hito en cuanto a comidas navideñas se refiere.
Por si fuera poco, el pan de jamón también quedó estupendo, mucho mejor que el anterior, producto quizás del cambio de receta. Todo esto sin mencionar la torta de chocolate húmeda que sin duda se merecía como mínimo el Oscar a la repostería.
Hoy es St Stephen day en Irlanda, y he decidido intentar por primera vez la receta de los golfeados. Los golfeados son un plato típico en Venezuela y lo puedes encontrar en prácticamente todas las panaderías del país, pero como con todas las cosas ricas, en algunos lugares son mucho mejores que otros, quedando como los lugares estrella, las correspondientes salidas de Caracas: Los Teques, el Junquito, La guaira y su cuna, Petare. Son muy parecidos fisicamente a los rolls de canela, aunque existe la teoría de mi amiga Johanna quien dice que éstos últimos son la adaptación anglosajona del golfeado venezolano. Sus ingredientes estrellas? El papelón y las semillas de anís y a nivel gastronómico y de costumbres, siempre me recuerdan a los churros españoles, pues es típico desayunar con ellos, sobre todo los fines de semana.
Por otra parte encierran ese sabor tan tradicional de la cocina venezolana que es la mezcla de los salado con lo dulce, visto también en otro suculento plato típico como es la chachapa.
Hacerlos en Irlanda tiene su intríngulis debido a que no se consiguen los dos elementos más importantes. Sin embargo, el papelón, que es el jugo de la caña de azúcar evaporado por cocción y que podemos encontrarlo con diferentes nombres según el país tropical en el que nos encontremos, en casos de emergencia se puede sustituir por azúcar moreno.
Lo ideal es disfrutarlos calentitos cuando el melao del papelón inunda la masa, ya que a medida que se va enfriando la masa endurece. Sin embargo, es una receta muy agradecida, ya que la masa se puede congelar y tener golefados frescos cuando se desee. Aqui están los míos, son los primeros y estoy segura que se convertirán en la medida en que vaya consiguiendo con más facilidad los ingredientes, en una tradición de mi casa... el día de San Golfeado, que a nosotros, St Stephen nos da igual!
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